Las adaptaciones al cine de las obras de Stephen King han tenido diversos resultados. Primero, tenemos el grupo de las obras reconocidas por la crítica y que han obtenido importantes premios. Aquí están Carrie (1976, Brian De Palma), El Resplandor (1979, Stanley Kubrick), Sueños de Fuga (1194, Frank Darabont), Misery (1990) y Cuenta Conmigo (1986), estos últimos ejemplos a cargo de Rob Reiner. Cuando el público masivo piensa en King en el cine suelen comentar los filmes citados. Después tenemos un segundo grupo que pertenece a filmes que han sido denominados de culto. Esto porque son obras con determinadas innovaciones narrativas y estéticas a manos de cineastas que han conformado filmografías en torno a obsesiones, planteamientos filosóficos y preocupaciones de índole autoral. En este segmento podemos encontrar La Zona Muerta (1983, David Cronenberg), Christine (1983, John Carpenter), La Niebla (2007, Frank Darabont) y Al Borde la Locura (1995, John Carpenter). Después hay un cuarto grupo con adaptaciones infumables que rozan la mediocridad, las que ni siquiera lograron mantener y comunicar el estilo de King: La Rebelión de las Máquinas (1987, dirigida por el propio King), Graveyard Shift (1990, Ralph S. Singleton) y El Cazador de Sueños (2002, Lawrence Kasdan). En este comentario nos centraremos en el tercer grupo, el cual corresponde a filmes marca Stephen King, pero con un encanto innegable. Estas películas pasaron desapercibidas durante su estreno, pero con los años han sumado una legión de seguidores que avalan sus puestas en escena y gran calidad. En estas películas hay un tremendo cariño por el material rodado de la mano de cineastas que han dirigido muy poco o que simplemente han sido ignorados por la crítica. Son filmes especiales y que están realizados con prolijidad. A veces son transmitidos en horario de trasnoche y son difíciles de encontrar, pero una vez vistos permanecen en la mente del espectador.


El Aviador Nocturno (1997, Mark Pavia):
filme sobre un misterioso asesino en serie que se traslada en un avión cessna durante la noche. Aquí el protagonista es el recientemente fallecido Miguel Ferrer (Twin Peaks, Robocop), quien interpreta a un inescrupuloso periodista que termina obsesionándose de este extraño y escurridizo personaje. El director Mark Pavia creó un filme, cuyo principal valor es su lograda puesta en escena y una narración que lo hace muy entretenido. Lo curioso es que ni el protagonista y ni los secundarios son simpáticos. ¡Para nada!, ya que el personaje de Ferrer es despreciable, si bien como espectadores empatizamos con su obsesión en torno al aviador nocturno que masacra a inocentes en cada aeródromo en el que se detiene. Los efectos visuales son discretos, pero creíbles, siendo su punto más alto su lograda atmósfera. Ferrer siempre fue un intérprete versátil y su portentosa voz fue casi una marca de fábrica difícil de olvidar. Descubrí este filme hace muy poco y, sin duda, fue una grata sorpresa. En El Aviador Nocturno predomina el oficio y un final de antología, el cual también es una crítica al periodismo amarillista y a las posibilidades de lo sobrenatural. La reactualización del célebre personaje de Drácula en manos de King y de Pavia es puro manjar para los cinéfilos.

Dolores Claiborne (1995, Taylor Hackford): en comparación a los otros directores de este listado, Hackford ha sido más que un cineasta exitoso. Reto al Destino, El Abogado del Diablo y Ray avalan su calidad como cineasta. Lo curioso es que se trata de un director difícil de clasificar porque ha incursionado en diversos géneros, a la vez que es casi imposible detectar puntos en común en su filmografía. Entre todas sus obras, Dolores Claiborne es su trabajo más logrado, lo que se debe a un magnífico reparto que incluyó a Kathy Bates, Jennifer Jason Leigh, Christopher Plummer, David Strathairn y John C. Reilly. Dolores Claiborne es una de las obras más oscuras de King y el filme no se queda corto en ello al profundizar sobre el abuso sexual paternal a través de escenas muy perturbadoras. Dolores Claiborne se sustenta en la reconstrucción de un crimen y en la protección de una madre hacia su hija. Se trata de un filme que se sustenta en el duelo interpretativo de sus actrices y que también se caracteriza por cierto tufillo independiente.

La Tienda de los Deseos Malignos (1994, Fraser C. Heston): el hijo de Charlton Heston (Ben Hur, Sed de Mal) se puso detrás de cámara en una historia en donde el antagonista es el diablo en la piel del legendario Max Von Sydow. Los ciudadanos de Castle Rock, el pueblo ficticio creado por King en donde transcurren las mayoría de sus novelas, recibe la visita de un misterioso anciano que ofrece apetecibles objetos a cambio de ciertos favores, los que terminan por poner a los habitantes del pueblo en un estado de psicosis y violencia extrema. En esta oportunidad el héroe es representado por Ed Harris, quien cumple como avezado sheriff, además de ser el único hombre en condiciones de enfrentarse al demonio. El filme profundiza sobre la envidia entre hombres de fe y de ciudadanos que hacen verídica la frase “pueblo chico, infierno grande”. La Tienda de los Deseos Malignos tiene ese look noventero muy característico de los primeros años de dicha década. Mención aparte para Von Sydow, quien dota a su personaje de elegancia y misterio.

La Mistad Siniestra (1993, George A. Romero): el creador de La Noche de los Muertos Vivientes siempre ha sido una especie de outsider en Hollywood. Sus críticas a la sociedad de consumo y al libre mercado es una parte esencial de su filmografía. Pero en La Mitad Siniestra decidió abordar un relato más de género con un Timothy Hutton divertido y estrafalario. El valor de este filme está en que corresponde a una de las mejores aproximaciones a la visión de King en torno al proceso de la escritura (el otro gran ejemplo es Misery). Aquí se profundiza sobre la figura del álter ego y cómo éste podría convertirse en un ser real. Buenas actuaciones y el score de Christopher Young hacen de este filme una obra muy valiosa y sugerente.

Y en televisión…

IT (1990, Tommy Lee Wallace): Una de las miniseries más exitosas basada en la obra de King y, probablemente, la más efectiva. La razón está en Tim Curry (Legenda) y su interpretación de Pennywise, aquel maldito payaso que cada treinta años salía de su hibernación para aterrorizar a los niños del pueblo de Derry. IT se posicionó como un clásico de la televisión abierta, ya que su historia se sustenta en los terrores nocturnos y, principalmente, en los miedos que afectan a los niños. Curry dotó al payaso de un macabro humor y Lee Wallace aprovechó dichas cualidades. Lo mostró poco, lo que provoca suspenso en cada una de sus apariciones. IT se transformó en un clásico de mi generación y entre los adultos suele ser una obra muy apetecida. En la miniserie hay otros elementos de King, entre ellos, la amistad entre los niños, principal arma para enfrentar al payaso. Es innegable que se trata de un producto televisivo, pero muy bien estructurado y que en poco tiempo tendrá su esperada adaptación al cine de la mano de Andrés Muschietti (Mamá) y con el actor sueco Bill Skarsgård en la piel de Pennywise.