Hace tiempo que quería hablar de Nicolas Cage, uno de los interpretes más interesantes del escenario cinematográfico estadounidense, pero que en la última década ha estado actuando prácticamente en piloto automático. En los años 80 destacó por filmes como Birdy y Educando a Arizona. En la primera mitad de los 90 fue el rey del cine independiente con Red Rock West y Living Las Vegas, película que le dio el Oscar a Mejor Actor. Por aquella época también hubo mucha comedia disparatada, pero de buenas intenciones como It Could Happen to You, The Guarding Tess y obras de culto como Corazón Salvaje de David Lynch. En la segunda mitad de los 90 y hasta 2005 arremetió con historias de acción y bajo las ordenes de directores taquilleros, altenando siempre con proyectos más independientes. En esta fase están La Roca, El Ladrón de Orquídeas, Los Tramposos, Lord of War, Hombre de Familia y otros éxitos de taquilla. Pero algo sucedió en dicha década. Empezó una época en que exploró proyectos estrafalarios como las infumables Ghost Rider, El Culto Sinistro (un muy poco inspirado remake de The Wicker Man), excesos como Drive Angryy otros productos donde Cage parecía sin ganas en pantalla, entre ellas, Next y Peligro en Bangkok.

Lo cierto es que Nicolas Cage pasó de ser uno de los actores más taquilleros, admirados y respetados de su generación hasta llegar a convertirse en una broma de sí mismo. En los últimos años es impresionante ver la cantidad de títulos que ha estrenado. Estamos hablando de películas planas, poco jugadas, con efectos especiales horripilantes, con historias sosas y con Cage haciendo papeles extravagantes. Cage se convirtió en una máquina registradora, probablemente por su excesivo estilo de vida, con muchas mansiones que mantener e impuestos que pagar. No todo está perdido porque entre todo el cine sin cariño y preocupación que realizó Cage podemos encontrar algunas obras que muestran las luces del gran actor que siempre ha sido. Ahí están Joe, The Frozen Ground, Un Policía Corrupto bajo la batuta de Werner Herzog y, recientemente, Mandy. Sin embargo, el otro día ví Primal y quedé asombrado por la baja calidad de la película, sus efectos dignos del canal SyFy y su historia penosa, sin sentido y pedestre. Ni siquiera como escapismo funciona el filme. Reconozco que me dio pena ver a Cage y cuando pienso que en el futuro hará un rol inspirado en sí mismo…me cuesta creer que se repondrá como actor.

En esta oportunidad me quiero referir a los buenos tiempos de Cage, allá por 2005 cuando estrenó un discreto filme con tufillo a independiente. Me refiero a The Weather Man, película en donde Cage interpreta a David Spritz, el hombre del tiempo de la ciudad de Chicago. Cage representa a un hombre exitoso en su mediocridad, pero acomplejado y desbalanciado en su vida privada con una matrimonio disuelto y dos hijos desorientados y con problemas de autoestima. A ello se suma la presencia de su padre, Robert Spritzel, exitoso escritor en la cara, pasividad y voz de Michael Caine. David Spritz es un hombre que busca aceptación, pero que no sabe escuchar o poner atención al mundo que lo rodea. En una primera capa tenemos a un hombre apático, cascarravias y desconectado de los problemas de los demás. Es un hombre frustrado en medio del sueño americano que la ha sacado fácil en su trabajo, pero que para trascender todavía no entiende que tiene que ser más jugado, más arriesgado en su vida y, en especial, poner esfuerzo de su parte.Cage luce cómodo en su papel, sin recurrir a sus exageraciones físicas habituales. Es un hombre que busca con desesperación la aprobación de su padre, quien tiene que enfrentar una grave enfermedad. Se podría decir que a David Spritz se le vino el mundo encima. Es casi un niño con cara y cuerpo de adulto que es popular en televisión, pero que al final nadie respeta. Su nombre es curioso, su pequeña fama es denostada por algunas personas en la calle y también trata de recuperar a su ex esposa, si bien aquel tren ya partió. Es un personaje al que le cuesta seguir con su vida y que, principalmente, se queda estancado en sus frustraciones.

El cineasta Gore Verbinski ha tenido una filmografía corta, pero cada uno de sus títulos resulta interesante por sí mismo. Está la trilogía de Piratas del Caribe, destacando su capacidad para crear las mejores reminiscencia del cine de matiné. Exploró el horror con la efectiva adaptación estadounidense de El Aro, exploró el cine de animación con mensajes para adultos en Rango, debutó con una comedia familiar como Mouse Hunt; filme con mucha influencia del cine de Tim Burton; y también fracaso estripitosamente con El Llanero Solitario. El cine de Verbinski tiene mucha comedia negra y en The Weather Man consigue comunicarnos ideas bastante profundas sobre la paternidad, el éxito americano y las presiones que usualmente nos autoimpunemos como personas y profesionales, siendo que muchas veces no tienen mayor trascendencia.

Me reí mucho con The Weather Man y también me emocioné con las escenas entre Nicolas Cage y Michael Caine, momentos en donde hijo y padre tratan de congeniar. Ambos son personas preocupadas por sus hijos, por destinos que muchas veces no se pueden controlar. En el filme el humor es bastante elegante y el aprendije del tiro con arco es un simbolismo que representa simplemente hasta qué punto somos capaces de enfocarnos, de esforzarnos por lo que queremos y, de alguna manera, de exorcizar los propios demonios, inseguridades y frustraciones internas. Nicolas Cage es un hombre que predice el tiempo y que trata de predecir su futuro, su relación con sus hijos, padre y ex esposa (Hope Davis). Sin embargo, la vida al igual que el tiempo no se puede controlar. Estamos ante conjeturas de lo que podría o no podría ser, de lo que haremos o no haremos.

En el filme Nicolas Cage utiliza bastante el recurso de la voz en off y uno pensaría…Nicolas Cage tiene realmente una voz en off que le permita analizar hacia dónde ha ido a parar su carrera. Al igual que David Spritz, Cage terminó convirtiéndose en una broma, una celebridad errática en sus decisiones profesionales, sin control. En los últimos años ha estado tan perdido como su personaje en The Weather Man y lo único que nos queda es que ojalá consiga recuperar la percepción de las cosas, del arte y talento que siempre ha tenido.

The Weather Man no es una obra maestra, tampoco es una película esencial del cine estadounidese de la primera década del siglo XXI. Pero considerando las distancias, estamos ante una película honesta y encantadora, pero también con mucho humor negro a nivel de subtexto. Habla de la fragilidad del ser humano, de nuestra fácilidad para perdernos en nuestros sueños y preocupaciones, muchas veces sin sentido. David Spritz termina siendo un hombre exitoso en su trabajo, pero en su vida privada lo que menos hay es orden y felicidad. Esa es la vida finalmente, es decir, logros y alegrías en su justa medida. Siempre una parte de nosotros estará coja porque la perfección es un estado casi imposible o bien efímero. En la vida de David Spritz nos veremos reflejados, ya sea en sus alegrías, egoísmos y amarguras. Robert Spritzel, el padre, lo señala en una parte en el filme, en que nada es fácil en la vida, menos en nuestra etapa de adultos. Con cierta sabiduría habla del sacrificio, el cual es necesario para alcanzar determinados objetivos. Amar, trabajar, triunfar, ser una buena persona y proceder correctamente exige sacrificios. The Weather Man habla de nuestros esfuerzos, de la mediocridad, del anonimato, de la soledad y de la permanente isatisfacción que usualmente tenemos como seres humanos. Nicolas Cage en el filme realiza uno de sus mejores trabajos y nos hace recordar su talento, en especial, cuando está bajo la dirección de un buen cineasta y, sobre todo, bajo los dictámenes de una convencional, pero buena historia. Todavía quiero pensar que Nicolas Cage no es fast food.

Título original: The Weather Man (también conocida como El Hombre del Tiempo) / Director: Gore Verbinski / Intérpretes: Nicolas Cage, Hope Davis, Nicholas Hoult, Michael Caine, Gemmence de la Peña, Michael Rispoli y Gil Bellows / Año: 2005.