La primera vez que vi este filme fue hace cuatro años y nunca más me lo pude quitar de la cabeza. Las razones son muchas, entre ellas, la acertada dirección de Elia Kazan, director que retrató en sus filmes la identidad de un Estados Unidos a partir de la visión de los inmigrantes y, principalmente, desde la pérdida de la inocencia y las tradiciones en medio del progreso. Wild River se ambienta en los años 30 en medio del New Deal, política del Presidente Franklin D. Roosevelt que buscaba “levantar” a Estados Unidos luego de los estragos de la Gran Depresión, también conocida como Crisis del 29. Aquí el protagonista es Chuck Glover (Montgomery Clift), hombre serio y solitario que representa al gobierno en una misión muy precisa que es expropiar terrenos del Valle de Tennessee que serán cubiertos por el agua producto de una represa. Su tarea parece sencilla, pero no lo es, ya que tendrá que convencer a la anciana Ella Garth (Jo Van Fleet), la dueña de un terreno rodeado por el agua y que prefiere aferrarse al pasado, además del valor de la tierra como una extensión de generaciones de familiares que han sacrificado vida y tiempo para crear un hogar.

Wild River contiene todos los mensajes habituales de Kazan (Pánico en las Calles, Viva Zapata). Está presente la importancia de la familia, el paso del tiempo y la necesidad de preservar la identidad. Estamos ante un filme doloroso a nivel narrativo, ya que retrata a personas abandonadas y que están heridas producto de su aislamiento, tanto físico como social. Los filmes de Kazan son muy políticos y en ocasiones contradictorios, a la vez que son obras que hablan de la nostalgia en torno a tiempos que fueron mejores y un presente incierto. Wild River simboliza los cimientos de una nueva sociedad estadounidense que se rinde ante la modernidad y que también necesita conectarse al pasado para poder subsistir.

Estamos ante un filme muy complejo en lo narrativo, lo que adquiere un valor mayor en sus protagonistas. Uno de los aspectos que siempre me han conmovido de esta película yace en su pareja protagónica. Montgomery Clift (Yo Confieso, El Juicio de Nuremberg) siempre manifestó una fragilidad particular en pantalla, característica que hace aún más realista el filme. En los años 50 sufrió un accidente que casi lo desfiguró por completo. Finalmente, consiguió “restaurar” su rostro, pero su problema era mucho mayor. Clift era un hombre atormentado por sus inseguridades en torno a su homosexualidad, pero principalmente por su adicción al alcohol y las drogas. Cuando decidió participar en Wild River le prometió a Kazan que iba mantener lejos de sus adicciones. Lo anterior, dio como resultado una interpretación tan enigmática y sufrida como las de James Dean. En pantalla el Chuck Glover de Clift es tremendamente vulnerable, además de triste y solitario. Por tal motivo, sus escenas con Lee Remick (Anatomía de un Asesinato) son realmente brutales en honestidad e intensidad. Remick interpretó en Wild River a Carol Garth Baldwin, la nieta de Ella Garth, quien se enamora del personaje de Clift. La química entre los actores es notable en pantalla con momentos muy viscerales. El amor entre ambos es doloroso, triste y esperanzador.

Las escenas entre Clift y Remick son conmovedoras. Pocas veces he visto en pantalla tal naturalidad frente a la cámara. Son momentos muy personales que se vinculan directamente con los padecimientos psicosociales de Clift y el cariño genuino que Remick le tenía. Es interesante ver cómo Kazan trabaja la idea del amor, uno que es muy apasionado. Dicho carácter aporta una veracidad única a Wild River. Desde la pantalla se origina una sensación de pena que es muy difícil describir. Al Este del Paraíso fue una epopeya personal y familiar, y en Wild River sucede algo similar.

Kazan siempre se destacó por dotar a sus obras de ambientes que parecen ser imperecederos, incluso con un halo de misterio que ha hecho gran parte de su filmografía materia obligada para nuevos cineastas. Sus filmes son verdaderos manuales que permiten comprender el alcance de la escuela interpretativa del Actor´s Studio (que ayudó a crear) y la técnica del método. Me impresionó averiguar que Wild River fue un fracaso al momento de su estreno, si bien fue una película muy respetada por los circuitos cinematográficos europeos, en especial, por realizadores clave de la Nouvelle Vague como François Truffaut.

En un apartado más personal, Wild River es uno de mis filmes favoritos de Elia Kazan porque se trata de una historia que es básicamente una epopeya desde la individualidad. Montgomery Clift tuvo una vida muy sufrida y parte de sus pesares están en Wild River, uno de sus testamentos interpretativos y que en los intensos ojos azules de Lee Remick adquiere mayor valor hasta el punto de conmoverte hasta las entrañas.

Título original: Wild River (Río Salvaje) / Director: Elia Kazan / Intérpretes: Montgomery Clift, Lee Remick, Jo Van Fleet, Albert Salmi, Jay C. Flippen, James Westerfield, Barbara Loden, Frank Overton, Malcolm Atterbury y Bruce Dern / Año: 1960.