El sueco Lasse Hallström se ha consolidado como uno de los cineastas extranjeros más exitosos en Hollywood, teniendo a su disposición la posibilidad de realizar películas que suelen ser del gusto tanto de la crítica como del público. Su filmografía usualmente se ajusta al terreno del melodrama y también de obras que suelen ser favoritas para la temporada de premios en Estados Unidos, especialmente para las nominaciones a los Premios Oscar. Es un director de actores que ha tenido buenos resultados con películas como ¿A Quién Ama Gilbert Grape?, The Cider House Rules, Chocolat y The Shipping News.

Pero Hallström mucho antes de situar su residencia en Estados Unidos fue el director detrás de casi todos los videos musicales del grupo sueco ABBA, incluyendo la película homónima de la célebre banda. El estilo visual de los integrantes de extinto grupo se originó en gran parte de la mano del talento de Hallström, quien posteriormente y en forma natural tomaría el desafío de dirigir largometrajes. Primero se refugió en algunas comedias hasta que llegó la posibilidad de adaptar al cine la novela Mi Vida Como un Perro de Reidar Jönsson. El resultado catapultó al joven cineasta a la fama, ya que el filme le proporcionó a Hallström nominaciones al Oscar como Mejor Director y Mejor Guion Adaptado. Después vendrían algunas obras rodadas en su país natal hasta que en 1991 debutó en Hollywood con Once Around, si bien dos años más tarde el filme ¿Quién Ama a Gilbert Grape? le abrió todas las puertas para embarcarse en cualquier proyecto de su agrado.

Creía conocer muy bien el cine de Hallström hasta toparme con Mi Vida Como un Perro, una de las películas más genuinas que he visto sobre la infancia. La obra relata la vida Ingemar Johansson (Anton Glanzelius) en 1958, quien carece de una figura paterna y que además tiene que lidiar, junto a su hermano, con una madre muy enferma. Vemos en imágenes la vida de un niño al que le falta cariño y que a lo largo de sus reflexiones experimenta soledad y mucha melancolía. Es distante con su hermano y usualmente se mete en problemas propios de su edad, principalmente a causa de travesuras y arrebatos que terminan alejándolo de una madre que requiere silencio y tranquilidad. Es así que se muda con su tío, en una localidad en la que comienza a formar nuevas amistades y pasiones en torno a deportes como el fútbol y el boxeo.

Hallström retrata a un niño que se gana el cariño de los adultos, pero que usualmente pasa mucho tiempo solo. Están con él durante un rato, pero después lo dejan hacer lo que quiere como si se tratase de un perro vagabundo, querido por todos, pero nunca acogido por nadie. En sus reflexiones mientras observa con atención la vía láctea piensa en Laika, la famosa perra que fue enviada en 1957 al espacio por la Unión Soviética. Ingemar piensa en su soledad y en que nadie finalmente se preocupó por ella. La vida de Ingemar no es tan trágica como el malogrado animalito. Tiene el cariño de su tío, de los vecinos del pueblo y también experimenta el interés de Saga (Melinda Kinnaman), una niña que trata de verse como un niño para que la dejen jugar al fútbol.

Sin embargo, Ingemar siente melancolía por una madre enferma que va en camino hacia un fatal desenlace. Recuerda cuando le contaba historias y su risa, pero también su mal genio y sequedad. La hermosa partitura musical del fallecido compositor Björn Isfält trasmite la inocencia de Ingemar, así como sus primeros pasos como adulto en torno a la curiosidad por el sexo opuesto y por las penurias de la vida que a veces enfrentan los niños. Hallström muestra una infancia que colinda entre la expectación, la curiosidad y las cosas que de niños nos impresionaban o bien nos llamaban la atención. En forma paralela describe el dolor con ojos de niño, con la incomprensión de un pequeño que sólo desea encontrar un lugar en el mundo y, finalmente, algo de estabilidad.

Lasse Hallström comentó en una entrevista, que se incluye en la edición de The Criterion Collection del filme, que Mi Vida Como un Perro tiene muchos elementos y reflexiones que se sustentan en su propia infancia. Aquella cualidad proporciona al filme de un sentido de honestidad muy especial, produciendo de paso escenas y momentos desgarradores. En la entrevista el cineasta también mencionaba que su gran disyuntiva como artista ha sido mantenerse en la delgada línea entre lo que es sentimiento y el melodrama puro. Su cine trata de alcanzar un equilibrio entre estos dos ámbitos y en Mi Vida Como un Perro lo logra, evitando caer en escenas manipuladoras para la audiencia. Es cierto que en los últimos años su cine se ha hecho masivo y familiar con filmes como La Razón de Estar Contigo o Dear John, lo que no es malo. Al contrario, aquello le ha permitido ser conocido por las nuevas audiencias, si bien se echa de menos una visión más personal presente en sus primeros trabajos. Ahora bien, tengo que reconocer que Hachi: A dog`s Tale es una obra que también está circunscrita al grupo de filmes antes mencionados, pero que cada vez que la veo me conmueve hasta las lágrimas y eso que nunca he tenido un perro como mascota.

Mi Vida Como un Perro es una de las películas más honestas y hermosas sobre la infancia, comparable a obras como Adiós a los Niños de Louis Malle y también a trabajos más comerciales como Stand By Me de Rob Reiner. Me emocioné mucho al ver la película, a la vez que pensé en cuando era niño, en las pasiones, miedos y expectativas que tuve a esa edad. Mérito aparte para Anton Glanzelius, quien desarrolló un rol hipnótico e intenso que de alguna forma se convierte en la esencia de la película. Anton se retiraría del cine muy joven y hoy es un productor muy reconocido de la televisión sueca. El impacto provocado por su rol lo llevó hasta Estados Unidos, en donde conoció a Michael Jackson. Sin embargo, se retiró del cine porque no quería una carrera como actor, si bien siempre ha manifestado un enorme orgullo por el trabajo que realizó a mediados de los años ochenta.

Recién con más de 40 años me topé con esta notable película de Hallström y la experiencia fue inolvidable. Mientras la veía me sentí como un niño porque alguna vez también experimenté la melancolía y las reflexiones del joven Ingemar, las que de alguna manera siguen muy presente en mi vida.

Título original: My Life as a Dog (Mi Vida como un Perro) / Director: Lasse Hallström / Intérpretes: Anton Glanzelius, Tomas von Brömssen, Anki Lidén, Melinda Kinnaman, Lennart Hjulström e Ing-Marie Carlsson / Año: 1985.