Uno de los monstruos más famosos de los años 80 es Depredador, el que estuvo de moda gracias al filme The Predator de Shane Black, quien hace más de 30 años participó como actor en el primer capítulo de la franquicia. Las críticas a este nuevo intento por resucitar la esencia de este extraterrestre han sido mixtas, pero aquí en Espectador Errante no me interesa hablar del trabajo de Black y menos de los distintos intentos fílmicos de los últimos años. Mi objetivo es hablar sobre el filme de 1987 bajo la dirección de John McTiernan. Este cineasta tuvo una racha increíble en los ochenta al anotarse tres películas, en forma consecutiva, que perfilaron el cine de acción. En 1987 dirigió Depredador, en 1988 Duro de Matar y en 1990 A La Caza del Octubre Rojo. Estas obras no sólo estaban bien rodadas, sino que también se sustentaban en buenas historias interpretadas por algunos de los principales héroes de acción del cine estadounidense contemporáneo: Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis.

Depredador tiene elementos que hacen de esta película algo más que una cinta de acción con elementos de ciencia ficción. En el filme un grupo de mercenarios tiene la misión de internarse en la selva centroamericana para rescatar a la tripulación de un helicóptero desaparecido. En el camino se topan con un extraterrestre al que no pueden ver, debido a que tiene la capacidad de mimetizar su cuerpo con cualquier escenario. Se trata de una criatura con un sistema de camuflaje que está en la tierra para cazar humanos, de preferencia aquellos que estén armados y que puedan presentar un reto. La historia de Depredador es sencilla, pero también novedosa. Los humanos son presas bien equipadas con entrenamiento militar, las que finalmente son diezmadas por un ser de más de dos metros de alto y que identifica a sus víctimas a través del calor corporal.

Lo interesante de Depredador es que es una película muy bien ejecutada en lo formal. Diversos elementos técnicos convergen en una historia que apela a la capacidad de supervivencia de seres humanos que en esta oportunidad son perseguidos por un cazador inclemente y que está apoyado por tecnología desconocida. El filme de McTiernan desliza ideas como el estado primitivo del hombre. La primera parte del filme nos introduce en el variopinto comando liderado por Schwarzenegger. Son sujetos curtidos en el arte de la guerra y rápidamente se establece su poderío y capacidad cuando destruyen todo un campamento de rebeldes en base a explosiones y mucha testosterona. En cuestión de minutos asistimos al espectáculo de acción de los años ochenta, el que se caracterizaba por un número asombroso de muertes sangrientas, explosiones y disparos. McTiernan aplica destreza en el rodaje de estas escenas, así como algunos guiños al cine de Sam Peckinpah al mostrar personas que son ametralladas en cámara lenta. Son escenas casi pornográficas y gratuitas desde el punto de vista la violencia, pero también muy deleitables, ya que es lo que se espera de un buen filme de acción. La fuerza de estos hombres se establece con claridad al igual que algunos momentos que hacen intuir al espectador de la presencia de algo sobrenatural en este escenario húmedo y caluroso.

La segunda parte del filme se relaciona con la confusión, con la revelación de que algo extraño acompaña a los mercenarios durante su travesía por la selva. Rápidamente vemos en pantalla las primeras muertes, pero no logramos ver al antagonista de la historia. En vez de ello sólo vemos una silueta. Finalmente, llegamos al último tercio del filme, uno que eleva la calidad de la película. Schwarzenegger es casi el único sobreviviente, estableciéndose una suerte de duelo con el extraño alienígena. Lo fascinante de esta parte son sus acertadas decisiones narrativas y visuales. En este fragmento de la película casi no hay diálogos. La película se transforma en un relato físico para el lucimiento de su protagonista. En ocasiones parece que estamos ante una cinta casi muda. El intenso score de Alan Silvestri suena más fuerte que nunca transportando al espectador hacia un relato épico en donde un ser humano busca sobrevivir y burlar de algún modo a su oponente. McTiernan maneja en forma asertiva el suspenso. Nos prepara junto a Schwarzenegger para asistir a este gran duelo entre humano y bestia en un escenario que destaca por el fuego, la oscuridad y que en algunos momentos parece haberse inspirado en una pintura rupestre. El Depredador se revela. Muestra su rostro al mismo tiempo que acepta ser parte de una contienda sin tecnología de por medio.

Depredador no ha envejecido nada en estos 35 años. Continúa siendo un filme intenso en su propuesta narrativa y técnica. Sorprende por su ritmo, por el montaje, por la citada composición de Alan Silvestri y por un Schwarzenegger en el lugar y momento preciso. El actor de Terminator ha demostrado que su nicho es el terreno de la acción y la comedia, pero me atrevería a decir que uno de sus grandes momentos como actor es Depredador, en especial aquel último tercio comentado.

No sé cuántas veces he visto Depredador. La primera vez fue en VHS cuando tenía 10 años. Recuerdo que me entretuve mucho, pero con los años me veo a mí mismo cada vez más admirado por sus imágenes y planteamientos narrativos. Sin duda, fue una de las buenas películas de los años 80, la que además ha experimentado una revalorización de parte de la crítica. Se echa de menos el cine violento y el sentido de espectáculo de McTiernan, cineasta que estrenó algunos títulos decepcionantes (Basic) y que además estuvo en prisión durante algunos meses por un bullado caso. Espero como espectador y como crítico volver a ver su trabajo en el cine, en especial, aquel talento para la acción de hace más de tres décadas. Depredador se ha convertido en un referente de la cultura popular, pero no sólo por su alienígena y sus características físicas. Su gran valor es que estamos ante una película de acción y de ciencia ficción notable, vertiginosa y que aún está presente en el recuerdo de millones de espectadores.

Título original: Predator (Depredador) / Director: John McTiernan / Intérpretes: Arnold Schwarzenegger, Carl Weathers, Elpidia Carrillo, Bill Duke, Jesse Ventura, Sonny Landham, Richard Chaves, R.G. Armstrong, Shane Black y Kevin Peter Hall / Año: 1987.