Marlon Brando se fue de este mundo en 2004 a la edad de 80 años. Sus interpretaciones, causas sociales y problemas personales lo convirtieron en un ícono del cine, de la cultura popular y del patrimonio artístico mundial. Sus últimos años de vida fueron un poco triste con roles excéntricos y que apenas rozaron la intensidad de sus interpretaciones en la década del 50, 60 y 70. Marlon fue “el actor” del método gracias a su profesora Stella Adler, quien tomó las enseñanzas del ruso Konstantín Stanislavskipara después aplicarlas en Estados Unidos. Brando tuvo fama, intensidad en la pantalla, experimentó polémicas y era deseado tanto por mujeres como por hombres. Era enigmático y en alguna medida un pensador que llegó a sentir desprecio por su estatus de estrella cinematográfica. La verdad es que la fama le importaba un comino porque lo suyo era la expresión interpretativa, a la vez que se consideraba que era un bueno para nada. Se despreciaba y sus relaciones con la prensa, con sus pares y con los cineastas que lo dirigieron fue compleja y en ocasiones erráticas. Era un ser humano con muchas trancas al que le pesaba la sombra de un padre violento y pendenciero, y también de una madre alcohólica. En el único lugar en el mundo donde se acercó a la felicidad fue en su refugió en Tahití, lugar en donde valoró la sencillez y el amor desinteresado.

El documental Listen to me Marlon de Stevan Riley (Everything or Nothing) está destinado a convertirse en material de estudio para cinéfilos, historiadores y espectadores. Estamos ante un testimonio crudo y sin pelos en la lengua sobre la vida de Marlon Brando y a partir de sus propias palabras. La película toma varias grabaciones que el actor registró durante sus años de vida. En ellas desahogó sus pensamientos en torno al cine, su persona, su familia, sus demonios, sus anhelos, sus preocupaciones, su familia y, en especial, sobre la soledad e incomprensión que siempre lo acompañó. La voz grave del protagonista de Nido de Ratas se siente muy fuerte, muy triste y melancólica. Duele escucharlo, a la vez que vemos en pantalla una imagen digitalizada de su rostro ya anciano. Es Marlon Brando que nos habla desde el más allá, desde la cordura y la locura de la vida. En sus locuciones se pueden apreciar planteamientos muy acertados y lucidos sobre la vida. Hay pena, pero también abundan aprendizajes. Estas cavilaciones se mezclan con entrevistas y con aquellas escenas que catapultaron a este actor de tremenda presencia escénica al panteón de leyendas que han desaparecido.

Marlon Brando describe su pasión por la actuación, situación que se acrecentó cuando presenció en teatro Un Tranvía Llamado Deseo. Analiza la intensidad del actor, de llenar el frame de la pantalla con su rostro y presencia, si bien advierte que su caracterización de Stanley Kowalski no se parece en nada a él. Al contrario, Brando no era machista. Amaba a las mujeres, a la vez que tenía un apetito feroz por el sexo y la comida. Era un hombre delicado, un alma tremendamente sensible y amortajada. En sus primeros años en Hollywood desarrolló el personaje de sujeto afable frente a las cámaras, pero la fama y el tedio de la fanaticada lo hartaron algo que se puede percibir en la avant premier del filme Guys and Dolls en 1955. Marlon comenzó a aburrirse del sistema y finalmente percibió el cine como un medio para subsistir económicamente. A fines de los años 50 y primeros años de los 60 mantuvo la brillantez en sus interpretaciones, pero su estrella poco a poco se fue apagando. En vez de los spotlights prefirió abocarse a la lucha por los derechos civiles, ya sea de afroamericanos y, principalmente, de los indígenas estadounidenses. Era visto por directores y productores como alguien conflictivo, pero la verdad es que no lo era. Simplemente era demasiado cuerdo y estaba cansado de que lo usaran y lo expusieran. Él nunca fue propiedad de nadie, menos del público. Su autonomía lo definía. Luego, vino en 1972 dos actuaciones sublimes que volcaron nuevamente la atención en él. El Padrino de Francis Ford Coppola y El Último Tango en Paris de Bernardo Bertolucci significaron nuevas proezas como actor, siendo la película de Bertolucci su trabajo más personal en pantalla. Posteriormente, volvió a colaborar con Coppola en uno de los rodajes más intensos y difíciles de la historia del cine. Apocalypse Now mostró a Marlon más enigmático e intenso que nunca en el papel del Coronel Kurtz. Probablemente la palabra horror que provenía de la boca de su personaje también se refería a los demonios y flagelos personales del propio Brando.

Marlon Brando siguió brillando para después ausentarse por algunos años. Volvió al cine, pero en la forma de un fantasma, de un simple recuerdo de quién fue como actor. Los problemas con sus hijos terminaron por consumirlo hasta el punto que se recluyó en el silencio, en el anonimato de alguien que sólo tuvo sus grabaciones en audio para desahogarse. Listen to me Marlon es brutal como testimonio de una leyenda. Nunca sabremos realmente qué pensaba Elvis Presley, James Dean o Marilyn Monroe, pero sí sabemos en parte qué pasaba por la cabeza de Marlon Brando gracias a sus audios, los que son respetuosamente dados a conocer por Stevan Riley en su documental.

Marlon Brando siempre me ha fascinado. Sus interpretaciones en Nido de Ratas, Los Dioses Vencidos, Rebelión a Bordo, The Ugly American, Morituri, Reflection in a Golden Eye,The Chase, El Padrino, El Último Tango en Paris, Apocalypse Now y en tantas otras películas me han dejado sin aliento, ensimismado con el talento de un artista que se lo vivió y sufrió todo. Recuerdo cuando supe de su fallecimiento en la universidad y el sentimiento que me produjo. Experimenté una pena tremenda. En cine sólo lo pude ver en La Isla del Doctor Moreauy en The Score, películas en donde actuó casi en piloto automático. Sin embargo, aquello nunca me importó. Siempre que veía a Marlon en cualquier papel quedaba pegado y sigue sucediendo. Hace algunos años leí el libro Brando por sí Mismo de Lawrence Grobel, un grandioso testimonio de su talento como actor y de su interés por todo el mundo que lo rodeaba. Sin embargo, escuchar sus grabaciones en Listen to me Marlon ha sido increíble, mucho más revelador. Los pensamientos hablados de Marlon continúan en mi cabeza y seguramente seguirán ahí por un buen tiempo. Listen to me Marlon es una pieza notable, bien estructurada y honesta porque muestra a un ídolo con sus grandezas, flaquezas y penas.

Título original: Listen to me Marlon / Director: Stevan Riley / Año: 2015.