Todos adoramos a Bill Murray, actor que se ha caracterizado por interpretar a personajes gruñones y cínicos a lo largo de su carrera. Su rostro suele comunicar una cierta sensación de tedio y cansancio, cualidades que siempre producen una relación de complicidad con las audiencias. Por eso, los personajes que ha interpretado son difíciles de olvidar. En Murray vemos el sarcasmo que llevamos dentro. Nos reconocemos en sus miradas y bromas, y también en una sana dosis de egolatría y desprecio por la rutina.

Bill Murray dio sus primeros pasos en aquel semillero de talentos que siempre ha sido el show televisivo Saturday Night Live. Junto a otras leyendas como Chevy Chase, John Candy, John Belushi y Steve Martin renovó el arte y la técnica de la comedia americana, si bien el protagonista de los Cazafantasmas fue un poco más lejos al transmitir un sello propio que se puede percibir en su ritmo, reacciones y, sobre todo, nihilismo.

Cada aparición de Bill Murray es un acontecimiento. Brilló en los ochenta y a principios de los noventa. Luego, perdió el rumbo en algunos filmes poco afortunados para finalmente recuperarse con Rushmore y Perdidos en Tokio. Desde entonces, ha conseguido trascender en medio de una sociedad demasiado hiperconectada. Y es ahí en donde está el valor de Murray, un actor que se pone en la piel de protagonistas que finalmente saben separar la paja del trigo. Las siguientes películas demuestran la importancia de aquella frase.

St. Vincet: Bill Murray se luce en el papel que mejor le queda, la del viejo gruñón y egoísta que a través de un niño consigue retomar el sentido a su vida. La trama rememora bastante aquel relato del hombre inmaduro que fue Un Gran Chico, filme protagonizado por Hugh Grant. Aun así, St. Vincent tiene méritos propios, en particular cierta frescura y sencillez que se echa de menos en la cartelera. Obra para el lucimiento de un Murray con más de 60 años en estado de gracia. Ojo también con Naomi Watts, quien demuestra una aptitud poco conocida para la comedia.

Hyde Park on Hudson: la sorpresa que nunca llegó a Chile. Bill Murray interpreta al Presidente norteamericano Franklin D. Rooselvelt en medio de un romance con su prima Margaret Stuckley (Laura Linney). Filme que muestra un espectro interpretativo poco explorado por el actor y que además sobresale por su encanto y sutileza.

Flores Rotas: una de las mejores obras de Jim Jarmusch, quien desde la trinchera independiente eleva a Murray al papel de un ex don juan en la búsqueda de una supuesta hija. Bill Murray se luce durante cada visita a sus ex novias, todo para demostrar el vacío y la decadencia de un hombre maduro que vivió mejores épocas.

Vida Acuática: el resurgimiento de Murray no hubiese sido posible sin Wes Anderson, director que comparte extravagancia y estilo propio con el actor. De todas las colaboraciones entre ambos, Vida Acuátic” probablemente es el filme más personal. En esta oportunidad el protagonista es Steve Zissou, la versión excéntrica del desaparecido Jacques Cousteau.

Perdidos en Tokio: el retorno de Bill Murray a las grandes ligas y su única nominación al Oscar como Mejor Actor. Soledad y la búsqueda de la juventud perdida se respiran en cada rincón de este filme de la cineasta Sofía Coppola. Scarlett Johansson y Bill Murray evidencian química y admiración en una película que habla sobre la falta de comunicación desde la vereda de la fama y del anonimato en Japón, una de las ciudades más bulliciosas e impersonales del mundo.

Ed Wood: Bill Murray en modalidad de secundario bajo el alero de Johnny Depp y Martin Landau. A pesar de ello, el venerado actor deslumbra en sus pocos minutos en pantalla como Bunny Breckinridge, quizá uno de los personajes más excéntricos en los filmes de Tim Burton, y también uno de los más solitarios.

Hechizo del Tiempo: película mítica y de culto conocida en Chile como El Día de la Marmota. El mejor papel en la carrera de Bill Murray y, sin duda, el más recordado y querido por el público. El director Harold Ramis hizo su trabajo más célebre al poner de protagonista a un hombre que vive una y otra vez el mismo día en la nevada ciudad de Punxstawnwey. Es imposible dejar de ver esta película cada vez que se exhibe en el cable y el mérito de ello es Bill Murray, quien hace del individualismo una oportunidad para sentir aprecio por los demás. Película que se impregna del espíritu de los mejores filmes del realizador Frank Capra. Después de más de 20 años esta obra ha conservado su inventiva. Si desean ver romance y química basta con ver las escenas entre un inspirado Bill Murray y la hermosa Andie MacDowell.

El Filo de la Navaja: el primer intento serio de Bill Murray por definir una carrera propia y sin concesiones. El Filo de la Navaja fue posible gracias a las estipulaciones contractuales que Murray exigió para hacer Los Cazafantasmas. Sin embargo, esta pequeña gran película no tuvo mayor repercusión durante su estreno. Vale la pena señalar que se trata de un filme subvalorado, el cual demostró la valentía de su protagonista en muchos aspectos. Connotaciones filosóficas y un estilo que tiene aroma del cine de David Lean (Dr. Zhivago) hacen de El Filo de la Navaja una obra por redescubrir.

Los Cazafantasmas: Bill Murray en su salsa con sus amigotes Harold Ramis, Dan Aykroyd y Rick Moranis. Filme que hizo del actor un fenómeno mundial gracias a afectos especiales que cimentaron nuevos precedentes en la industria hollywoodense. El cineasta Ivan Reitman creó un producto clave de la cultura popular de los años ochenta, el que catapultó a Bill Murray a la fama como el Dr. Peter Venkman. Diversión y entretenimiento familiar garantizado a través de una comedia paranormal que continúa siendo parte de nuestro léxico.