En 1993 Sylvester Stallone dominaba la taquilla con filmes como El Demoledor y Riesgo Total. Ambas películas fueron muy exitosas en boleterías. Sin embargo, a mediados de los años 90 el arquetipo del héroe de acción iba en retirada. Los Willis, Schwarzenegger, Seagal y Van Damme dejaron de ser los dueños indiscutidos de la taquilla. En vez de ello, el auge del cine independiente comenzó a sentirse, en especial gracias al impulso de nombres como Quentin Tarantino. Es así que la testosterona, los asombrosos efectos especiales, los contratos millonarios y el despliegue de interminables escenas de balaceras comenzaron a cansar a los espectadores. Stallone trató de anteponerse ante una mala racha con títulos como El Especialista, Juez Dread y Luz de Día, filme de catástrofe que apenas pudo recupar lo invertido en su producción.

Llegamos a 1997 y Stallone estrena una película que buscaba dos propósitos. El primero, rodearse de actores de renombre como Robert De Niro, Harvey Keitel y Ray Liotta. El segundo, mostrar a sus seguidores que no sólo era capaz de tirar golpes o de sostener una ametralladora, una forma de reconversión en relación a los nuevos tiempos de la industria hollywoodense. Stallone quería demostrar que también podía ser un actor de carácter, con silencios y pausas como lo hacen las grandes leyendas. Lo cierto, y profundizamos en ello hace algunos años en Espectador Errante, es que Stallone siempre ha sabido actuar (crítica a F.I.S.T.). No necesariamente sus competencias provienen del teatro shakespereano, pero sí ha sido creíble en muchos roles, partiendo por la epopeya personal que le significó la materialización de Rocky en 1976, y su correspondiente salto a la fama.

Posterior a Rocky, Sylvester Stallone tuvo importantes incursiones en el cine. En F.I.S.T se lució como líder sindicalista bajo la dirección del reputado Norman Jewison, enVictory jugó al fútbol en un campo de prisioneros en la Segunda Guerra Mundial -nada menos que bajo la batuta del legendario John Huston-, y en 1981 realizó también un notable policial titulado Nighthawks. Posteriormente, en Rambo ejecutó un papel muy interesante a nivel de recursos físicos. Por ejemplo, agregó a su personaje algunas características del autismo que pudo constatar en su hijo Seargeoh. Más de tres décadas después volvió a asombrarnos con Creed, obtendiendo una merecida nominación al Oscar como Mejor Actor Secundario.

Lo que sucede es que Stallone terminó convirtiéndose en una parodia de sí mismo y también la de un John Rambo que representó en parte el espíritu de los años ochenta, sobre todo de la política internacional impuesta por Ronald Reagan. Finalmente, tuvimos más de un década con Stallone en una especie de piloto automático, incluso en la silla de director, hasta que llegamos a Tierra de Policías (Cop Land) de la mano del cineasta James Mangold.

Para Tierra de Policías, Stallone subió de peso, cobró el salario mínimo y no tuvo temor de enfrentarse en escenas con el mismísimo Robert De Niro y Harvey Keitel. En el filme interpreta a Freddy Heflin, Sheriff del pueblo suburbano de Garrison, Nueva Jersey. La máxima autoridad vela por la seguridad de ciudadanos que en su mayoría son policías. Estamos ante un oásis social en donde representantes de la ley caminan seguros, a la vez que determinan sus propias reglas. Heflin es algo lento, silencioso y sordo de un oído producto de un accidente del pasado. Siempre ha sido una especie de adorno, un representante de la ley mirado en menos ante policías venerados, pero también corruptos. Es interesante el trasfondo del filme. Esto porque de alguna forma Stallone siempre ha sido el actor mirado en menos ante compañeros actores provenientes del teatro, ganadores de interminables premios y representantes de El Método interpretativo.

A partir de un hecho fortuito, la “tierra de policías” define la verdad y sus cursos de acción. Heflin es consciente de dicha ilegalidad y abuso de poder. Prefiere mirar hacia el lado, seguir respirando en medio de una existencia casi anodina y platónica en relación al amor de su vida. No obstante, los abusos, las miradas en menos y las burlas terminan colapsando en rabia al apesadumbrado Sheriff, hasta que éste decide hacer algo al respecto. Tierra de Policías es un lujo a nivel interpretativo, con diálogos muy certeros sobre el sentido de justicia y las omisiones morales. Lo interesante es que a su director James Mangold, un cineasta que ha hecho de todo en diversos géneros (Walk The Line, Contra lo Imposible), nunca se la ha dado la atención necesaria, situación que cambió un poco con Logan y las influencias del clásico Shane. Dato a tener en cuesta es que el propio Mangold escribió el guion de Tierra de Policías.

Se podría decir que Mangold es un cineasta con mucho bagaje cinematográfico. Hay algo de género western es todas sus obras, teniendo como ejemplo el notable remake de 3:10 to Yuma. Los personajes de sus películas son usualmente sujetos que lo han perdido todo, a la vez que son antihéroes, los que en un momento determinado tienen que actuar y tomar posición. La última parte de Tierra de Policías es básicamente la imagen de un sheriff acorralado, tratando de hacer justicia y abandonado a su suerte (con un cierto tufillo al clásico western de 1952 A la Hora Señalada). Los actos de Heflin le devuelven su hombría y, en particular, el respesto. Y aquella sensación también queda en la imagen de un Stallone demostrando su versatilidad interpretativa a toda un pandilla de actores bastante reputados, encabezados por el protagonista de Taxi Driver (Stallone y De Niro repitieron en cine en la simpática, pero olvidable Ajuste de Cuentas).

Tierra de Policías es uno de los buenos policiales de los año 90, una película que no tuvo éxito comercial, si bien demostró que Stallone puede ser un actor muy interesante cuando se lo propone. James Mangold realizó una película que destaca por cierto clasicismo en su puesta en escena, y también por un notable score de Howard Shore. Recuerdo cuando vi esta película en el cine, una grata experiencia que volví a repetir hace algunos días en formato blu ray. Estamos ante un filme con un reparto de lujo que merece la pena ser rescatado. Estoy seguro que sorprenderá a las nuevas generaciones de cinéfilos.

Título original: Cop Land (Tierra de Policías) / Director: James Mangold / Intérpretes: Sylvester Stallone, Harvey Keitel, Ray Liotta, Peter Berg, Janeane Garofalo, Robert Patrick, Michael Rapaport, Annabella Sciorra, Noah Emmerich, Cathy Moriarty, John Spencer, Frank Vincent, Edie Falco y Robert De Niro / Año: 1997.