Una película de estudio con esencia de cine B es aquella que no dispone de muchos recursos financieros, sus protagonistas suelen ser intérpretes competentes, pero poco conocidos; y la historia usualmente es algo ingenua y también representativa de la época. Las películas de serie B avaladas por los grandes estudios son parte de la inversión que realizan cada año, esperando algún golpe de éxito. Finalmente, son vistas como recursos que pueden contribuir a nivelar los ingresos del año, especialmente cuando las grandes apuestas comerciales fracasan.

Desde un ámbito más personal, los filmes de grandes estudios con aroma a cine B son los que terminan convirtiéndose en las alegrías cinematográficas de los espectadores, en los recuerdos de infancia o de la adolescencia. Son filmes que nos maravillaron con su simplicidad y, principalmente, porque nos encariñamos con sus personajes y también por su falta de pretensiones. Por ejemplo, The Thing de John Carpenter fue producida por Universal Pictures. El nivel de ejecución y producción de la película es notable, además del carisma de cada uno de sus intérpretes. La historia se basaba en el filme de culto The Thing From Another World de Christian Nyby y Howard Hawks. Los tópicos narrativos eran los mismos, si bien John Carpenter dotó a la película de sus particulares obsesiones visuales profundizando en la idea de la desconfianza y la suplantación de la identidad. Cineastas como Christopher Nolan suelen citar a The Thing como una de sus obras favoritas, ya que fue un filme que trascendió a su época. No ganó dinero el año de su estreno, pero sí suele asociarse a las buenas películas producidas por Universal en los años 80.

The Thing de John Carpenter es parte de mi top ten cinematográfico, pero volviendo a la pasión por aquellas obras de estudios con esencia a cine B, quiero compartirles mi percepción hacia Tremors del cineasta Ron Underwood. En el año de su estreno, en 1990, este filme tuvo un éxito moderado, a la vez que fue vilipendiado por la crítica. Sin embargo, Tremors fue ganando adeptos, se creó una franquicia en torno al filme original, y hoy los críticos la han empezado a valorar. Recuerdo la primera vez que la vi en el canal de cable Cinemax. Era de madrugada, en plena época escolar durante la enseñanza media. En ese entonces, sabía perfectamente quien era Kevin Bacon por Footloose y también reconocía a Fred Ward por Los Elegidos de la Gloria. Bacon interpretaba a Valentine McKee y Ward a Earl Bassett, dos seudo vaqueros que apenas sobreviven en el pueblo de Perfection, en el estado de Nevada. Ambos toman cualquier tipo de trabajo y viven el día a día sin ningún norte o propósito. Además, en el lugar en que viven no pasa nada. En vez de ello, sólo se percibe el intenso calor del desierto y las horas que pasan volando. Cuando ambos deciden dar un vuelco a sus vidas y huir de Perfection se cruzan con una invasión de graboides, unas criaturas rastreras desconocidas y mortales que se mueven y persiguen a sus víctimas por debajo de la tierra.

Como buen filme con aroma a cine B, estamos ante un relato que se sustenta en el horror en torno a monstruosas criaturas. Recordemos que bajo el alero de Universal surgieron monstruos reconocidos por la cultura popular, entre ellos, Drácula, La Momia y El Hombre Invisible. Por tal motivo, no es de extrañar que un producto como Tremors haya surgido desde este estudio cinematográfico. Lo interesante del filme de Underwood es que te hace pasar un buen rato, de absoluto escapismo. Está latente aquella simbología de los pueblos perdidos de Estados Unidos, alejados de las grandes urbes donde sucede lo extraordinario y lo imposible, dejando a un grupo de pueblerinos a merced de los graboides mientras están totalmente desconectados del mundo.

Pero, ¿qué hay más allá de Tremors? ¿qué es lo que nos gusta tanto de este filme? Es el hecho de que se ríe de sí mismo. No se toma en serio con grandilocuentes explicaciones sobre el origen de los graboides. Sólo basta saber que son peligrosos, a través de recursos ópticos y maquetas que son más creíbles que los efectos visuales actuales. Además, la pareja protagónica entre Kevin Bacon y Fred Ward es entrañable. Se percibe la enorme complicidad entre ambos actores, algo que ha destacado Bacon en entrevistas. Nos reímos de ellos y con ellos. Son ingenuos y también carismáticos, en resumen, buenos amigos que uno quisiera tener para tomarse una cerveza bien helada. También están acompañados por buenos secundarios, destacando el paranoico personaje de Burt Gummer (Michael Gross) y la correcta Rhonda LeBeck (Finn Carter, quien poco después desapareció del mundo del cine).

Desde otro punto de vista es importante reconocer el aporte en la dirección de Ron Underwood, un apasionado del cine que tuvo otras películas reconocidas por los cinéfilos, y que además se caracterizaron por su espíritu y gran corazón. Me refiero a City Slickers (Amigos…siempre amigos), filme que le dio a Jack Palance el único Oscar a su carrera como Mejor Actor Secundario, y Heart and Souls, película en donde brilló la faceta cómica y también romántica de Robert Downey Jr. Ahora bien, el director también experimentó sonados fracasos como la insufrible Las Aventuras de Pluto Nash con Eddie Murphy.

En Tremors, Underwood aplicó ritmo e interesantes movimientos de cámara que algo recuerdan a Evil Dead de Sam Raimi. El cineasta brinda a sus personajes el tiempo necesario para conocerlos, permitiendo a actores y actrices la posibilidad de actuar como si se tratase de una compañía teatral. En 1990 Kevin Bacon era conocido, pero era asociado a filmes de corte independiente y comedias. En JFK (1991) de Oliver Stone dio un vuelco a su carrera, arriesgándose al interpretar roles más inusuales, incluso de villano en The River Wild junto a Meryl Streep. En Tremors se nota que lo está pasando bien, lo que explica su interés por resucitar a su personaje de Valentine McKee. Aquello lo pudo hacer con el fallido piloto de una serie que buscaba retomar la historia de Tremors, si bien éste nunca vio la luz (sólo se puede encontrar el trailer en Youtube). Además, es importante mencionar que Fred Ward falleció en 2022, haciendo imposible una reunión entre los personajes de McKee y Earl Bassett.

De cualquier forma, Tremors continúa asombrando a nuevas generaciones. Es de esas películas que se exhiben en el cable o por streaming, quedándonos pegados a sus imágenes. Lógicamente, tengo esta película en formato blu ray y en dvd, la que suelo ver, al menos, un par de veces cada año. No es una de mis películas favoritas, pero sí es una obra a la que le tengo mucho cariño, respeto y aprecio. Me revitalizo cuando la veo, me conecto con mi juventud, a la vez que me siento muy contento cada vez que la veo, ya que me permite admirar los pequeños detalles interpretativos de sus protagonistas, sus nobles efectos especiales y su honestidad narrativa. He visto el making off del filme en cuyas imágenes se puede apreciar lo bien que la pasaron realizando esta película, una que muchos llevamos en nuestra alma cinéfila con bastante afecto y agradecimiento. Sin duda, Tremors es cine B hecho desde la más absoluta pasión de parte de sus creadores.

Título original: Tremors (Temblores) / Director: Ron Underwood / Intérpretes: Kevin Bacon, Fred Ward, Finn Carter, Michael Gross, Reba McEntire, Bobby Jacoby, Charlotte Stewart, Tony Genaro, Ariana Richards, Richard Marcus, Victor Wong, Conrad Bachmann y Bibi Besch / Año: 1990.